Julián Ricalde, el alcalde saliente, no sabía ni qué hacer con las manos. Masajear el bigote con ellas no era suficiente para calmar la ansiedad, la angustia provocada por la exhibición, la descripción puntual que hacía el presidente municipal entrante, Paul Carrillo, de él y su antecesor, Gregorio Sánchez Martínez, sentado enfrente, entre los invitados especiales.
“A partir de mi gobierno, lo primero que se implementará en la relación entre pueblo y autoridades, es un reencuentro con la legalidad y la honestidad en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana”, dijo en los primeros párrafos de su discurso, luego de rendir protesta como el alcalde electo número 14 en la historia de Benito Juárez o el 19º., si se consideran los cinco interinos que han habido.
“Hoy, la situación económica apremiante de nuestra ciudad no permite dispendios y excesos innecesarios, por lo que agradezco a todas y a todos, su comprensión, ya que con este ahorro económico que estamos haciendo, estaremos iniciando acciones inmediatas en beneficio de toda mi ciudad y de todo Benito Juárez”, dijo al destacar el hecho de que la ceremonia de protesta se haya efectuado en el salón “”20 de abril”, del Palacio Municipal, donde normalmente sesiona el Cabildo.
Ex alcaldes, casi todos ellos; líderes empresariales, políticos; el gobernador Roberto Borge Angulo; la secretaria general del PRI, Ivonne Ortega Pacheco, el obispo Pedro Pablo Elizondo Cárdenas y hasta el presidente del Tribunal Superior de Justicia Fidel Villanueva Martín, quien no se sabe el Himno a Quintana Roo, fueron testigos de la distancia que marcó Paul Carrillo entre el antes y el después.
“Tenemos todos el común denominador de que no queremos seguir viviendo en crecimiento y marginación, crecimiento con desorden y con corrupción”, subrayó.
“Las directrices conductuales de mi gobierno estarán basadas en principios de valor, ética y transparencia”, sostuvo.
“Los ciudadanos estamos hartos y cansados de identificar la tarea de los funcionarios públicos con el oportunismo del bienestar personal y la corrupción. A partir de mi gobierno, los ciudadanos conocerán el nuevo rostro de un Ayuntamiento con propuesta, inspirado en hacer las cosas bien y con la convicción de rendir cuentas de sus actos de total forma transparente”, enfatizó.
Y luego vino la advertencia para sus recién nombrados colaboradores: “venimos a servir a la ciudadanía. No permitiré desvíos en esta encomienda, llegamos con las manos limpias, y con las manos y la conciencia limpia entregaremos cuentas a esta sociedad de Benito Juárez”.
“La eficacia y la eficiencia, son necesarias en una administración municipal ahogada de deudas y compromisos, que a lo largo de administraciones irresponsables, han sumido a este municipio en la incertidumbre financiera y la inoperancia de sus servicios públicos básicos”, destacó, con un Ricalde Magaña con el rostro endurecido a dos metros.
“Nosotros haremos nuestra parte, pondremos orden en casa convencidos de contar con su voluntad política y su compromiso, como sigue hasta el día de hoy, con nuestro destino turístico”, agregó.