Cancún, 29 de mayo (InZoom.Mx).- A pocos días del inicio oficial de la temporada de huracanes en el Atlántico, que comienza el 1 de junio y concluye el 30 de noviembre, el biólogo Rubén Borau García advirtió que se prevé una temporada activa con la formación de entre 13 y 17 fenómenos tropicales en esta cuenca, lo que representa un riesgo particular para la Península de Yucatán.
Durante una entrevista, el especialista explicó que, si bien no todos los sistemas impactarán directamente en tierra, la ubicación geográfica de Quintana Roo y el estrecho de Yucatán lo convierte en una ruta natural para ciclones tropicales, sobre todo en los últimos meses de la temporada.
“El estrecho entre nuestra bella península y la isla de Cuba es un caminito muy específico para estos fenómenos. Siempre nos veremos un poquito afectados”, puntualizó en entrevista con Radio Fórmula.
El especialista hizo un llamado a cambiar la percepción sobre los huracanes, recordando que, si bien son destructivos, también son parte del equilibrio natural.
“Yo les llamo ‘bichitos’. No son monstruos, no son malos. Traen el agua dulce que necesitamos. Somos nosotros los que habitamos zonas vulnerables. Por eso, más que temer, debemos prepararnos”, enfatizó.
De acuerdo con los pronósticos, se espera que entre 7 y 9 de los sistemas sean tormentas tropicales las cuales, señaló, suelen tener un impacto leve en la región, mientras que entre 3 y 4 podrían alcanzar la categoría 1 o 2. Sin embargo, advirtió que entre 3 y 4 fenómenos podrían ser huracanes mayores, de categoría 3 a 5, los cuales representan un riesgo considerable para la infraestructura y la población.
Borau García recordó que este año la temporada se presenta bajo una fase neutra, es decir, sin influencia directa de los fenómenos de El Niño o La Niña. Esto podría generar una mayor incertidumbre en cuanto a la trayectoria y formación de los ciclones, ya que no existe un patrón predominante de calentamiento de aguas en el Pacífico o el Atlántico.
“Cuando está el Niño, el Pacífico es el más afectado; cuando es la Niña, es el Atlántico. Pero en una fase neutra, ambos océanos pueden generar ciclones y la vigilancia debe ser total”, explicó.
El biólogo enfatizó la importancia de que la ciudadanía se mantenga informada y adopte una cultura de autoprotección.
Entre las recomendaciones clave, destacó tener documentos importantes protegidos del agua, contar con reservas de agua potable, alimentos no perecederos y medicamentos suficientes para al menos cinco días, limpiar azoteas, patios y banquetas para evitar obstrucciones en los sistemas de drenaje y contar con lámparas con baterías y, crucialmente, un radio de pilas para seguir las indicaciones de las autoridades en caso de corte de energía o incomunicación.
“El radio es fundamental. La autoridad puede informar si ya es seguro salir después de un huracán. No es un lujo, es una necesidad”, señaló.
También recordó la existencia del Sistema de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales, implementado desde principios de los 2000, que utiliza un esquema de colores para indicar el nivel de riesgo, que va de azul hasta rojo que implica impacto inminente y peligro máximo.
Instó a la población a consultar este código en la página del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) y tenerlo impreso en casa como guía de acción ante cualquier contingencia.