Durante esta cuarentena, los gimnasios han tenido que cerrar sus puertas al no ser considerados como esenciales y para evitar la propagación del COVID-19. Tras un par de meses, muchos de los usuarios ya manifestaron su desesperación por volver a cargar todos esos kilos; sin embargo, esto podría ser producto de un problema psicológico llamado dismorfia muscular.
Este problema, conocido también como “complejo de Adonis” o vigorexia, afecta principalmente a los hombres, de entre los 18 y 35 años de edad, quienes tienen una inquietud patológica por su cuerpo en general, musculatura, en particular.
Están obsesionados por lucir grandes y musculosos, por eso no salen del gimnasio.
Las consecuencias incluyen:
- Angustia crónica.
- Deterioro de las relaciones sociales y de la actividad profesional.
- Abuso de esteroides anabólicos (en muchos casos).
Maria de la Luz Juarez Eusebio, encargada del área de Psicología de la Unidad de Medicina Familiar 10 del IMSS, explicó que la vigorexia al igual que la anorexia y la bulimia, es un trastorno mental que sufren las personas que se ven afectadas por diversos factores sociales, culturales y del entorno.
Este problema es asociado a una baja autoestima, inseguridad e inmadurez.
Cuidado con el consumo de esteroides
Estos químicos pueden generar:
- Impotencia
- Aumento del tamaño de las glándulas mamarias
- Atrofia testicular
- Disminución de la calidad del esperma
- Acné
- Perdida de cabello
- Retención de líquidos
- Alteraciones cardiacas y hepáticas
¿Cómo prevenir la dismorfia muscular?
La especialista del IMSS recomendó consultar a un entrenador profesional que ayude en las rutinas de ejercicio, practicarse exámenes físicos para determinar el estado de salud, así como buscar ayuda psicológica para iniciar un tratamiento personalizado.