Se rompe el mito del paraíso laboral en Quintana Roo: salarios rezagados y bajo poder adquisitivo

CANCÚN, 1 de mayo.—Los sueldos que paga la hotelería —principal generadora de empleo— han quedado rezagados frente a sectores productivos de otras entidades, mientras que en el contexto latinoamericano, México sigue estando entre los países con menor poder adquisitivo, pese al aumento histórico del salario mínimo.

Este 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo, los discursos oficiales contrastan con los datos fríos.

Quintana Roo, motor turístico del país, ha perdido competitividad salarial en su principal industria. Aunque el salario promedio en el estado es de $11,148 pesos mensuales, ubicándolo en el octavo lugar nacional, los sueldos que paga la hotelería —principal generadora de empleo— han quedado rezagados frente a sectores productivos de otras entidades.

Empleos fundamentales para el funcionamiento del turismo, como camaristas, cocineros o personal de limpieza, oscilan entre los $8,000 y $13,000 pesos mensuales, en muchas ocasiones sin acceso a prestaciones ni seguridad social.

En contraste, en estados como Yucatán, profesiones técnicas y especializadas vinculadas a la industria manufacturera o la tecnología ofrecen salarios que superan los $20,000 pesos, con un costo de vida más bajo y mayor seguridad.

A esto se suma un fenómeno nacional: el estancamiento del poder adquisitivo.

Según el Índice Big Mac 2025, México ocupa uno de los últimos lugares en América Latina: un trabajador con salario mínimo necesita tres horas de trabajo para comprar una hamburguesa Big Mac, mientras que en países como Argentina o Puerto Rico basta con una hora. Chile, Costa Rica, El Salvador y Colombia también superan a México en esta medición simbólica pero reveladora.

Aunque en los últimos años el salario mínimo en México ha aumentado más del 100%, el encarecimiento de la vida y la persistencia de la informalidad laboral diluyen ese avance.

El caso de Quintana Roo es ejemplo de esa contradicción: altos costos, sueldos que no alcanzan y una economía cada vez más dependiente de empleos temporales o precarios.

El diputado local Ricardo Velazco señaló que, a pesar de los discursos oficiales, la lucha por mejorar las condiciones de los trabajadores turísticos sigue siendo una tarea pendiente y vigente.

“Los salarios en el sector turístico ya no son lo que eran en la época de bonanza del siglo pasado. Antes, con lo que ganaban, los trabajadores podían acceder a una vivienda, a prestaciones sociales. Hoy, eso es impensable”, expresó.

Según Velazco, parte de ese deterioro se aceleró con la expansión del modelo “todo incluido”, el cual —dijo— ha reducido el ingreso directo de los empleados, al restringir el manejo de las propinas mediante acuerdos entre sindicatos y empresas hoteleras.

“Es un modelo que, además de precarizar el salario, se ha convertido en un entorno laboral discriminatorio, especialmente para personas mayores de 40 años”, señaló.

“Las cifras del INEGI muestran que la edad promedio de los trabajadores del sector es de 36 años, lo que evidencia un sesgo que deja fuera a quienes podrían seguir aportando experiencia y capacidad”, finalizó.

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