El nuevo papa León XIV, cardenal Robert Francis Prevost, de 69 años, fue una de las “grandes apuestas” del papa Francisco, a tenor de las numerosas y gruesas responsabilidades clave que le encomendó dentro de la Curia Romana. Nacido en Chicago el 14 de septiembre de 1955, Prevost es misionero de la antigua Orden de San Agustín (O.S.A.). Afable, de talante moderado y carácter reservado, ingresó en el noviciado agustino en 1977 y realizó sus votos solemnes cuatro años más tarde. Su formación académica incluye una licenciatura en Ciencias Matemáticas por la Universidad de Villanova, una maestría en Divinidad por la Catholic Theological Union de Chicago, y una licenciatura y doctorado magna cum laude en Derecho Canónico por la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino (Angelicum) en Roma. Su tesis doctoral versó sobre El papel del prior local de la Orden de San Agustín.
Ordenado sacerdote el 19 de junio de 1982, poco después, en 1985, fue enviado a Perú, comenzando de esta manera una significativa y larga etapa evangelizadora en Hispanoamérica. Así sus primeros destinos fueron la misión de Chulucanas, en Piura (1985-1986), donde fue vicario parroquial de la catedral y canciller, para tras un breve regreso a Estados Unidos, volver a la misión peruana de Trujillo en 1988.
Durante una década, desempeñó allí roles cruciales, dirigiendo el proyecto de formación de aspirantes agustinos, siendo prior de comunidad, director de formación y maestro de profesos. En la arquidiócesis de Trujillo, también sirvió como vicario judicial (1989-1998), profesor de Derecho Canónico, Patrística y Moral en el Seminario Mayor, y ejerció como fundador en varias parroquias. Su profundo conocimiento de la región y su dominio del español (además de italiano, francés y portugués, y lectura de latín y alemán) son aspectos clave de su perfil misionero. En 2015, obtuvo la nacionalidad peruana.
Dentro de la Orden Agustina, Prevost fue invitado a ascender a posiciones de liderazgo internacional, siendo elegido Prior Provincial de su Provincia en Chicago en 1999 y, dos años y medio después, Prior General de la Orden a nivel mundial, cargo para el que fue reelegido en 2007 y que ocupó hasta 2013. Este liderazgo internacional le proporcionó una perspectiva global de lo que debe ser la madre Iglesia.
En 2014 se produjo un giro importantísimo en su trayectoria, cuando el papa Francisco lo nombró administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo, Perú, elevándolo a la dignidad episcopal como obispo titular de Sufar. Fue ordenado obispo el 12 de diciembre de 2014 y se convirtió en obispo de Chiclayo el 26 de septiembre de 2015. Durante su tiempo en Perú, fue vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Peruana entre 2018 y 2023, y administrador apostólico de la diócesis del Callao (2020-2021). Como parte de su gestión en Perú tuvo que afrontar la crisis de abusos del grupo Sodalicio.
El papa Francisco lo llamó a Roma en enero de 2023 para confiarle el cargo fundamental de Prefecto del Dicasterio para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, responsabilidad desde la que se asesora al Papa en la selección de obispos a nivel mundial. Su designación fue vista como una muestra del impulso reformista de Francisco.
El 30 de septiembre de 2023, Francisco lo creó y publicó cardenal, asignándole la Diaconía de Santa Mónica. Como purpurado, Prevost ha sido promocionado como miembro de varios dicasterios vaticanos clave, incluyendo el de Evangelización, Sección para la Primera Evangelización y las Nuevas Iglesias Particulares; Doctrina de la Fe; Para las Iglesias Orientales; Clero; Para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; Cultura y Educación; Textos Legislativos y de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano.
Su vasta experiencia en Latinoamérica, donde residen la mitad de los católicos del mundo, y su rol como “ojeador papal” de prelados le han otorgado un contacto continuo con la jerarquía eclesiástica global. Asimismo, su talante moderado le ha posicionado como puente dentro de la propia Iglesia y su conocimiento de América también ha superado la fractura norte-sur dentro del continente.
En cuanto a su magisterio y visión, Prevost ha mostrado una enorme comunión y sintonía con el papa Francisco, defendiendo desde siempre la idea de un clero “cercano al pueblo”, en contraposición a la figura de un “directivo” o “gestor”. Sobre la crisis de abusos, ha subrayado la obligación de “ser transparentes y acompañar a las víctimas”.
Aunque desde el primer momento ha mantenido un perfil mediático discreto como prefecto, Prevost es elogiado por su capacidad de escucha y su dominio de los temas, habiendo consolidado su posición como una figura central dentro del gobierno de la Iglesia.