Los partidos políticos en la presente contienda electoral, en su mayoría han recurrido a “viejos cuadros”, personajes reciclados para contender por las presidencias municipales y diputaciones federales.
No es lo mismo escalonar en la carrera política o en su caso reelegirse a más de los mismo, sacar la ropa guardada del ropero o no tirar el bote de crema para usarlo de tóper de comida.
De qué sirve entonces la supuesta formación de cuadros, es solo el temor a aventurarse a postular a rostros frescos y toman la decisión de aventarse al ruedo con lo ya estudiado, lo importante es obtener votos para mantener el registro y tratar de obtener la mayor parte de espacios posibles.
En esta elección, más que en cualquier otra no se observan cambios sustanciales, lo que genera aún más desconfianza del electorado de participar en la contienda del 6 de junio, y se reafirma la percepción de desagrado, sabiendo que la mayoría de los partidos no están dispuestos a cambiar sus viejas prácticas, le pongan el color que le pongan.
EN EL OJO DEL HURACÁN.
Mucho revuelo ha causado la reunión y unificación de Jorge Portilla Mánica y Marciano Dzul Camal para que este obtenga el triunfo como presidente municipal de Tulum.
Sorprende la sorpresa que ha generado, toda vez que para al menos la clase política de Tulum no es nada nuevo saber que esa ha sido la trayectoria de Portilla Mánica en la política.
Lo hemos dicho en este mismo espacio, Jorge Portilla es, ha sido y seguirá siendo un veleta, traidor de todos. De la manera en el que hoy le da su “capital político” a Marciano Dzul, lo mismo hizo en la elección anterior a Víctor Más para sacar del camino al hoy regidor con licencia.
Reiteramos Jorge Portilla es el personaje fallido del servicio público, nunca queda bien con nadie, hace alianzas y termina enemistado, es traidor, una ocasión ya traicionó a Marciano Dzul, a pesar de que en el hoy le jura amor eterno, nadie garantiza que no pueda hacerlo una vez más.
LO QUE LAS COPETUDAS CUENTAN.
Aunque la dirigencia nacional de Morena haga parecer que todo está tranquilo, las aguas al interior se siguen moviendo y no están para nada relajadas. Para que quienes consideren no fueron elegidos para ser los abanderados, ya enrollaron sus dedos y caminaron lentamente por el sendero de la resignación, se equivocan. La intención de impugnación sigue y sin freno.
No se puede dar por asentado nada y mucho menos considerar que las palmaditas significan todo el respaldo. La historia ha sido clara y que aun con el triunfo en las urnas muchos y muchas se han quedado con la mano extendida en la intención de tomar protesta. Como dijera la tía Jovita “Del plato a la boca, se cae la sopa”.